El otro evento significativo que marcó esta década, fue la aparición de Silvio Berlusconi, quien compró el Club en 1986, y con el trajo como entrenador a Arrigo Sacchi y al trio de holandeses, Ruud Gullit, Marco Van Basten y Frank Rijkaard, que junto con los italianos Paolo Maldini, Franco Baresi, Alessandro Costacurta y Roberto Donadoni volverían a ganar el campeonato local en 1988 y la Champions League en 1989 y 1990 contra el Steua de Bucarest y el Benfica respectivamente consiguiendo así el apodo de los “inmortales” entre la prensa deportiva de Italia.