Todavía sigo rezando por la buena suerte que tuve ya que podía haberme partido las dos camiseta de italia piernas. No podré borrar fácilmente su hospitalidad, los frijoles picosos que compartimos en la comida, las tardes tocando la guitarra mecido en la hamaca, equipacion de alemania redescubrir de nuevo cómo se puede vivir sin ducha lavándome con un cubo de agua como cuando era bebé o hacer esfuerzos para intentar dormir en una hamaca.